‘Las manos hacen cada día el mundo’ Pablo Neruda
En esencia, el arte manual consiste en la transformación de materiales comunes en objetos preciosos. Los ceramistas recogen la arcilla, a la cual dan forma y cuecen en el fuego para hacer vasijas de las que podemos comer y beber. La historia moderna del arte manual se caracteriza por la búsqueda de estas raíces elementales.
Fue durante la industrialización en el siglo XIX que el arte manual emergió como una afrenta al capitalismo moderno. Reflejando el espíritu protestante, el movimiento Arts and Crafts en Inglaterra enaltecía el trabajo manual mientras que despreciaba la decadencia burguesa. En el siglo XX, el arte manual occidental se volcó hacia el Oriente en busca de inspiración. El ceramista inglés Bernard Leach introdujo los valores asociados con Mingei, un movimiento Japonés de cerámica artesanal. Dichos valores se asociaban con una rama del Budismo Zen que buscaba alcanzar el nirvana en el mundo cotidiano. El texto central para los adherentes de Mingei era el libro que en inglés se tradujo como The Unknown Cratsman, escrito por Soetsu Yanagi en 1931, en el cual se encuentra el siguiente pasaje: ‘ ¿Por qué ha de emerger belleza del mundo ordinario? La respuesta es, en última instancia, porque el mundo es natural’. [i] Los valores de Yanagi encontraron su mejor manifestación en el plato de té Kizaemon. Este plato del siglo XVI era celebrado como uno de los tesoros más significativos del Japón. Cuenta la leyenda que el plato fue hallado en un taller coreano tras haber sido producido por un trabajador común en un momento de total inadvertencia.
Según el parecer colonial, Europa es la morada legítima de lo precioso. En su libro The Australian Ugliness, Robyn Boyd exalta el norte como modelo: ‘Mientras que en Inglaterra, a diferencia de los Estados Unidos o Australia, siempre se encuentra belleza genuina a la vuelta de la esquina, en una iglesia medieval, o en el atisbo de un campo, con seto y trabajo en piedra honesto.’ [ii] Esta es la Europa cuajada de las preciosas joyas de su gran pasado. Naturalmente, este ‘abatimiento colonial’ evoca una respuesta republicana. Podemos apreciar esta respuesta en varias formas de nacionalismo irreverente. En Sydney, en los años noventa los diseñadores Mambo celebraban los valores suburbanos tipificados en el saber local, como por ejemplo ‘The grass is always greener around the tap.’ [iii] Películas como La Boda de Muriel asocian al suburbanismo con la libertad de espíritu y el sentido de comunidad, alentando un orgullo ostentoso en el ser ordinario.
Australia comparte esta celebración de lo común con otras ex colonias, especialmente en el sur. La encontramos, por ejemplo, la obra del poeta más influyente de Latinoamérica, Pablo Neruda, cuyo compromiso con lo ordinario asume un carácter ideológico. Sus Odas Elementales son versos rapsódicos de elogio a lo ordinario. En su discurso de aceptación del premio Nobel, Neruda declaró que ‘El mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día’.[iv] El popularismo de la Teología de la Liberación y de las revoluciones de izquierda apunta a continuar la lucha originaria contra el imperialismo español, esta vez en las fábricas.
Sentimientos similares están siendo expresados a través del Océano Indico, donde el Renacimiento Africano exalta el valor de la colectividad tribal en contraposición al individualismo capitalista. La generación post-apartheid de intelectuales sudafricanos hoy se empeña en replantear la lucha por la libertad en torno a las cuestiones de la vida ordinaria, más allá del espectáculo de las revueltas masivas. El autor Njabulo Ndebele escribe acerca del ‘redescubrimiento de lo ordinario’ como foco de la acción política: ‘Si lo que buscamos alcanzar en Sudáfrica es una sociedad nueva, este carácter nuevo se deberá basar en una atención directa a la manera de vivir de la gente.’ [v] La energía cultural en la nueva Sudáfrica emana de la vida en los pueblos, en particular de la música y las artes manuales.
Desde luego que hay diferencias claras entre un país de mayoría blanca como Australia, y los perfiles raciales de las naciones en África y Sudamérica. Las artes manuales en Australia se encuentran en las galerías, donde escapan, en parte, el valor del mercado. Sin embargo, a pesar de las diferencias en cultura y economía, las naciones del sur comparten la condición de vivir a la sombra del norte, en la que los objetos comunes de nuestro mundo son opacados por valiosos productos importados de lejanos países.
Corrompido a la larga por la modernidad, el modesto espíritu de las artes manuales en el Occidente anda en busca de renovación desde fuera. En el pasado, los artesanos occidentales buscaron inspiración en los Vikingos del norte y en el Oriente pre-moderno. Hoy es del sur que emana una nueva energía.
Los diecinueve artistas en esta exhibición han escogido trabajar con materiales que en otras circunstancias hubieran sido considerados inútiles. Ellos han recolectado residuos, materiales de embalaje y basura sin lugar en el sistema económico: han utilizado lo que está a su alcance. Este ‘arte pobre’ constituye una fuente abundante de expresión creativa.
Las diferencias entre los estos artistas son cuestión de debate y cuestionamiento. Los he agrupado de acuerdo al método que emplean para relacionarse con lo ordinario. Recolectores se inspiran en la tierra australiana, mientras que Escudriñadores descubren sus materiales en los ambientes manufacturados. Espigadores usan las sobras, como los materiales de embalaje y Alquimistas observan la transformación física de los materiales. Disecadores expresan belleza a través del acto de destrucción, y Libertadores sacan lo precioso fuera de la galería, a la calle. Mientras que estos artistas representan una línea crítica y reciente en la cultura australiana, ellos a su vez reflejan una creciente inventiva en el campo de las artes manuales.
Al igual que sus parientes en el Teatro Pobre, estos ejecutores de ‘artesania pobre’ recurren a la modestia en los materiales como una manera de renovar la expresión creativa. Al igual que en el programa de tele realidad “Survivor”, los artistas manuales sólo cuentan con sus habilidades para hacer objetos bellos de lo que encuentran en su entorno. Y, como en el movimiento ‘Arte Povera’, los materiales encontrados ofrecen resistencia al sistema económico dominante, mientras que facilitan una manifestación espontánea de identidad. La ironía es que tanto el Teatro Pobre como el Arte Povera no gozaron de gran aceptación dado su enfoque interno. La ‘artesanía pobre’ , en cambio, es distinta. Al tomar sus referencias de la vida diaria, es posible que la ‘artesanía pobre’ goce de una amplia popularidad entre un público no versado en teoría artística. Hoy atravesamos un momento inusitado en el arte de lo ordinario.
[i] Soetsu Yanagi, The Unknown Craftsman: A Japanese Insight into Beauty, trans. Bernard Leach, Kodansha International, Tokyo, 1989 (orig. 1931), p. 101 (mi traducción).
[ii] Robyn Boyd, The Australian Ugliness, Cheshire, Melbourne, 1960, p.16 (mi traducción).
[iii] Mambo: Still Life with Franchise, Mambo Graphics, Sydney, 1988, p, 115 (Nota del traductor: El título ‘The grass is always greener around the tap’ es un juego de palabras por el cual el proverbio original ‘el césped es siempre más verde en el jardin de mi vecino’ se convierte en ‘el césped es siempre más verde alrededor de la llave’).
[iv] Alan Finstein, Pablo Neruda: A Passion for Life, Bloomsbury, New York, 2004, p. 379 (cita inglesa reemplazada por la original en español).
[v] Njabulo Ndebele, South African Literature and Culture: Rediscovery of the Ordinary, Manchester University Press, Manchester, 1994, p. 57 (mi traducción). La cita resonó en la apertura de un discurso hecho por Mbulelo Mzamane en 1994, en una reunión de artistas y escritores del hemisferio sur (ver www.southproject.org).